Artículos de Arte

Faber est suae quisque fortunae

El Bodhisattva Avalokiteṥvara en la manifestación de "Luna de Agua"

De las diversas poses que podemos ver en el mundo iconográfico budista, ésta que presento aquí, es para mí una de las más elegantes, pues la escultura de The Metropolitan Museum of Art, de New York, realizada en un solo bloque de madera de sauce con trazas de pigmentos, es una pose proveniente de China, perteneciente al siglo XI, durante la dinastía Liao. Estas esculturas que muestran al Bodhisattva Avalokiteṥvara sentado con la pierna derecha levantada (o colgante) y la izquierda cruzada delante de su cuerpo representan la manifestación de "luna de agua", una de las representaciones más prominentes de este bodhisattva en Asia oriental después del siglo X. Se sabe que las representaciones de Avalokiteṥvara en esta postura representan a éste sentado en su Tierra Pura, Potalaka, que se cree que se encuentra en algún lugar del Océano Índico. En China, en el siglo XII, esta mítica isla había sido misteriosamente identificada con el Monte Putuo, una isla frente a la costa de la provincia de Zhejiang, que era un importante centro de peregrinación.

Hay dos propuestas para el origen de la postura adoptada por Avalokiteṥvara en la manifestación de "luna de agua". Una de ellas es la postura de relajación utilizada a menudo por las representaciones de Avalokiteṥvara y otros bodhisattvas en el arte de India y de Sri Lanka después del siglo VIII; estas figuras se sientan con una pierna doblada horizontalmente y la otra colgante (o doblada en vertical). La otra propuesta es una pose muy parecida, utilizada en China desde principios del siglo V, para representar a los inmortales, sabios y caballeros eruditos retirados que descansan en un paisaje idílico, a veces con un brazo que rodea o descansa sobre una rodilla levantada. El tipo de paisaje, con bambú y cascadas, que se encuentra en las representaciones pintadas de Avalokiteṥvara en la manifestación de "luna de agua", también se deriva de las tradiciones de escenarios naturales, artísticos y literarios de China.

Bodhisattva Avalokiteṥvara en forma de "Luna de agua", siglo XI, (madera de sauce con pigmentos en un solo bloque), Dinastia Liao, The Metropolitan Museum of Art, New York

La manifestación de "luna de agua" del bodhisattva ilustra el complicado engranaje de imagen, texto y práctica que caracteriza al budismo chino después del siglo X. La fuente textual es el capítulo Gandavyuha del Sutra de la Guirnalda de Flores, que describe la exuberancia y belleza de Potalaka a través de la visita de la joven protagonista, la peregrina Sudhana; particularmente influyente fue la traducción de este texto fundamental realizado por el monje indio Prajna a fines del siglo VIII. Los registros históricos indican que un Avalokiteṥvara en la manifestación de "luna de agua", rodeado por una luna llena y sentado en un bosque de bambú, fue pintado por Zhou Fang en el siglo VIII, sin embargo, las primeras obras existentes que muestran el tema son de Dunhuang, en la provincia de Gansu, incluyendo un ejemplo del siglo X que identifica a un Avalokiteṥvara en la manifestación de "luna de agua" por la inscripción que lleva y que ahora está en la colección del Museo Guimet, de París. La obra fue pintada sobre papel y muestra al bodhisattva sentado en la pose característica, con una pierna colgando y la otra cruzada delante del cuerpo, en una gran roca en medio de un estanque de agua lleno de lotos y aves acuáticas, con un bambú exuberante y otras plantas que llenan el fondo. Es posible que la elegante escultura de The Metropolitan Museum of Art fuese colocada ante una pintura o un lugar tridimensional del magnífico y verde paisaje de Potalaka.

Esta representación de Avalokiteṥvara en la manifestación de "luna de agua" tiene las mejillas regordetas, pequeñas facciones y la boca fruncida, características que a menudo se encuentran en obras producidas durante la dinastía Liao. El bodhisattva usa una diadema estrecha con un gran elemento central que muestra al Buda sentado en un pedestal de loto; un collar complejo que parece haberse basado en un prototipo de metal y dos brazaletes. Una estrecha y retorcida caída de tela cae diagonalmente desde el hombro izquierdo y cruza el pecho. El bodhisattva también usa una prenda larga parecida a un sarong y un cinturón inusual que consiste en placas cuadradas y un lazo en el frente.

Izq.: Interior del Bodhisattva Avalokiteṥvara con las diferentes uniones, tensores y reparaciones.

Drcha.: Detalle superior del Bodhisattva Avalokiteṥvara en forma de "Luna de agua", siglo XI, Dinastia Liao, The Metropolitan Museum of Art, New York

Esta escultura es una de las dos, en la colección del Museo, que tiene un espejo incrustado en su interior. Durante el período de los Estados Combatientes (hacia 475-221 a.C.) y la dinastía Han (206 a.C. - 220 d.C.), los espejos jugaron un papel complejo en la cultura china y con frecuencia fueron colocados en los enterramientos para protección y como símbolos de buenos auspicios. Aunque desde finales del siglo III hasta el siglo VIII hay menos pruebas del uso funerario de los espejos, existen algunos ricos ejemplos, a menudo con incrustaciones de oro, plata o nácar, sobre todo son conocidos en cierto número durante la dinastía Tang (618-906), considerándose, al menos, que eran enterramientos de lujo en ese momento.

Es tentador vincular la aparición de los espejos en el arte budista después del siglo IX con el trabajo de maestros esotéricos como Fazang (643-712), que a menudo los usaba como metáfora en sus escritos. La adición de espejos a una escultura budista, como en este ejemplo, puede haber tenido la intención de potenciar su fuerza espiritual así como también de portarla. Además, es posible que las esculturas con espejos dentro de ellas se hayan producido para su uso en ceremonias específicas, probablemente esotéricas.

Bibliografía

Patry, D. y Strahan, D., Chinese Buddhist and Daoist Sculpture in The Metropolitan Museum of Art, The Metropolitan Museum of Art, New York, 2010

Artículo publicado en Junio de 2018 en la Revista Digital "Qué Aprendemos Hoy".

© Ramón Muñoz López