Artículos de Arte
Faber est suae quisque fortunae
Las cuevas de Udaygiri
Como ya habíamos indicado en un artículo anterior, ver La Escultura Gupta en India, los orígenes del estilo Gupta vienen dados por la influencia heredada de Gandhāra y Mathura, en el estilo Kushana. Las primeras esculturas fechadas de auténtico estilo Gupta inicial proceden de cuevas en Vidiśa y Udaygiri, en Madhya Pradesh. Uno de los aspectos más notables del arte Gupta es su uniformidad en todo el imperio, siendo sorprendente que el cenit de la escultura Gupta durase más de cinco reinados. Esta uniformidad es incluso más marcada en las terracotas. Pero si hay un denominador común del estilo Gupta inicial éste se encuentra en la escultura excavada en la roca de las cuevas de Udaygiri.
Las cuevas son también los únicos monumentos que tienen un vínculo, aunque indirecto, con uno de los monarcas Gupta, ya que una inscripción en el exterior de una de ellas, hecha por un ministro de Candragupta II (hacia el 380-414) nos dice que fue sirviendo a su rey por lo que él, un hombre de Pataliputra (la capital del reino), llegó allí. Otra cueva lleva una inscripción fechada en el año 402.
Izq.: Ekamukhalińga,
Cabeza de Śiva
surgiendo de un lińga,
Cueva de Udaygiri nº 4, India
Drcha.: Durgā sobre el búfalo-demonio, Cueva de Udaygiri nº 6, India
Las cuevas, todas hindúes y a ras de suelo, excepto una, jainista, a mitad de la colina, son arquitectónicamente de una importancia insignificante, no así las esculturas que generalmente están en el exterior, en superficies preparadas de la roca. Una de las imágenes más poderosas, con un vigoroso pecho, enormes hombros redondeados y piernas rígidas en la Kumara de la Cueva 3, los rasgos, aunque muy deteriorados son similares a los de la soberbia ekamukhalińga, una cabeza de Śiva surgiendo de un lińga, en la Cueva 4, latiendo con gran fuerza psíquica.
La entrada a la Cueva 6 está flanqueada por dos guardianes, los primeros de los innumerables guardianes de los templos hidúes, llamados pratihāras en el norte, aunque es en el sur sobre todo donde son más grandes e impresionantes. En cuanto al estilo Gupta inicial, sus musculosos muslos contrastan casi ridículamente con los delicados pliegues de los extremos de sus cinturones y fajas. En esta cueva tenemos una representación de Durgā matando al búfalo-demonio en la pose ālīdha del arquero, con el pie derecho en la cabeza del búfalo para indicar su dominio. Este es el tipo de representación que va a prevalecer a partir de ahora para la diosa. También hay una figura de Vişņu y otra de Gaņeśa, que es una de sus primeras representaciones.
Izq.: Vişņu
como Varāha,
Cueva de Udaygiri nº 5, India
Drcha.: Los ríos Ganga, sobre un makara, y Yamuna, sobre la tortuga, Cueva de Udaygiri nº 5, India
En la Cueva 5, el gran panel del jabalí, que mide casi 7 x 4 metros, es una de las mayores y primeras escenas de un gran altorrelieve que representa un acontecimiento divino de significación mitológica o cósmica. Vişņu, encarnado como Varāha (el jabalí con cabeza de hombre), está alzando a la diosa Tierra desde las aguas originales. Ella está apoyada en el hombro de él con las rodillas dobladas, depositándola en un saliente de la roca, mientras él avanza hacia delante y arriba en una pose exultante de triunfo. Las nāgas le adoran desde las aguas. En bajorrelieve a ambos lados de la figura central se alzan filas de ŗşis (sabios) y seres celestiales, coronados por un grupo de dioses. La parte inferior de la base de este gran relieve está cubierta por imágenes acuáticas ambiciosamente concebidas, con líneas ondulantes grabadas que representan el agua, los lotos y dos solitarios hombrecillos, probablemente el dios Océano, figura mitológica menor. Finalmente, algo que no se había hecho en otro lugar, la decoración de la base nos lleva a un lado del panel, donde bajo un grupo de músicos celestiales, las líneas ondulantes del agua se dividen en dos grandes ríos, identificados por sus diosas tutelares, Gańgā sobre su makara, y Yamuna en su tortuga.
Vişņu como Nārāyaņa, Cueva de Udaygiri nº 13, India
Del resto de las cuevas, sobresale la Cueva 13, con una representación de Vişņu en su forma como Nārāyaņa (al comienzo de una nueva era), donde simboliza la única sustancia cósmica o energía mediante la que la vida puede tomar nuevas formas. El dios está acostado sobre la serpiente de los mundos con sus inacabables sinuosidades y todo lo que había existido una vez, se unifica en él, en un estado de calma y espera para manifestarse.
Bibliografía
Harle, J.C., Arte y Arquitectura en el Subcontinente Indio, Ed. Cátedra, Madrid 1992
Artículo publicado en Diciembre de 2018 en la Revista Digital "Qué Aprendemos Hoy".
© Ramón Muñoz López