Artículos de Arte

Faber est suae quisque fortunae

El Arte medieval en India

En diferentes artículos anteriores hemos conocido el arte antiguo de India hasta la Dinastía Gupta (siglos V-VI), y según ciertos historiadores, los enfrentamientos reiterados con los Hunos blancos (ó Eftalitas) que intentaban invadir el norte de India desde Persia, ocasionaron el declive y caída de esta dinastía, pues hacia el 540, este pueblo estepario consiguió penetrar por todo el norte de India. Ello contribuyó a la desmembración del Imperio Gupta en diversos reinos indios como el del rey Jarsha Vardhana de Kannauj, que logró reunificar el norte de la India durante su reinado en la primera mitad del siglo VII (si bien su reino colapsó después de su muerte) o que durante el siglo VII, en el Rajasthan, se den los primeros reinos rājputs ("hijos de reyes"), en tanto que la dinastía de los Pratiharas, también llamados Gurjara-Pratiharas, gobernó varios reinos en el norte de la India desde el siglo VI al XI. En el Este, el Imperio Pala controló Bengala y Bihar desde el siglo VIII hasta el siglo XII. Algo más tarde, destacaron entre los siglos IX y XIII, la dinastía Ganga en Orissa, y entre los siglo X y XII, la dinastía Chandella en Bundhelkhand (que fue la artífice y patrocinadora de los templos de Khajuraho). En el Sur del subcontinente indio destacan las dinastías Pala entre el siglo IX-X, Chola entre los siglos IX al XIII y Sena entre los siglos XI-XIII.

Así tenemos que el periodo que transcurre entre el siglo VIII y el siglo XV en India, ha sido comúnmente llamado la época medieval india por las numerosas similitudes, tanto cronológicas como sociopolíticas que tiene con el Medievo en Europa. Pues, a partir del siglo IX, todos estos reinos se enfrentaron a las sucesivas oleadas de invasores musulmanes que fueron penetrando en territorio indio creando sus propios feudos.

Izq.: Templo de la Orilla, 720-728 (dedicado a Śiva), Mahabalipuram, India.

Drcha.: Templo Kandariya Mahadeva, hacia 1025 (dedicado a Śiva), Khajuraho, India.

Durante este periodo medieval se tipifica el templo hindú característico del norte de India, y la escultura en piedra, que había alcanzado su plenitud entre los siglos V y VIII, se consolida definitivamente como el arte indio por excelencia.

El templo hindú (morada del Dios en la tierra) se estructura y consolida a partir del siglo VII, con dos rasgos fundamentales: uno es la concepción de la divinidad como un ser de costumbres parecidas a las de los hombres, y dos, es la idea de que el templo es su morada, un recinto que en ningún caso es un lugar de congregación de fieles ni de rezo colectivo, sino un enclave a donde los fieles acuden de forma individual a realizar tres acciones: darśana, la contemplación de la divinidad; pradakşina, la circunvalación ritual y pūjā, la adoración y ofrenda.

Por tanto la principal función del templo hindú es la de proporcionar una residencia al Dios en la tierra, donde pueda ser visitado por los hombres, de ahí que su estructura intente emular las moradas divinas en las montañas del Himalaya, muy especialmente el monte Kailasha, residencia de Śiva, y el Monte Meru, montaña mítica que, según la tradición hindú, es el eje del universo. Su estructura básica consiste en dos espacios diferenciados: una sala dedicada al dios (gharbhagrha) y una dedicada a los hombres (maņdapa), la primera literalmente se puede traducir por "útero materno", y es un espacio oscuro que evoca el vientre primordial y alberga la imagen de culto, es el "sancta sanctorum" del templo, y se cubre con una torre que le da el aspecto de montaña para emular la morada de los dioses.

El templo hindú se concibe como una ofrenda ritual y el donante de la obra obtiene, mediante su construcción, méritos religiosos para sí y su familia, de ahí que numerosos monarcas indios se afanasen en el patrocinio de gran cantidad de ellos.

Izq.: El Bodhisattva Vajrapāṇi, Periodo Pala, siglos VII-VIII, (Piedra), Nalanda, India, The Metropolitan Museum of Art, New York

Centro: Śiva como Brahmā, Periodo Chola, siglo X, (Granito), Tamil Nadu, India, The Metropolitan Museum of Art, New York

Drcha.: Hanumān, Periodo Chola, siglo XI, (Aleación de cobre), Tamil Nadu, India, The Metropolitan Museum of Art, New York

En cuanto a la escultura es una evolución del arte gupta y muestra versiones muy estereotipadas del Buda de Sarnath, con un carácter hierático y muy solemne. Son obras en piedra y se caracterizan por la gran riqueza de detalles decorativos, en cuanto a la temática es mayoritariamente budista, pero carece de la gracia y de la habilidad de obras budistas anteriores. También hay que destacar la escultura en terracota, que responde al gusto local de las clases más populares, siendo más dinámica y con temas narrativos de los textos religiosos hinduistas, pero también de la vida y las costumbres rurales en un lenguaje mucho más vivo y directo. Con la dinastía Chola, en el sur, la escultura en bronce, siglos IX al XII, adquiere una dimensión soberbia, desarrollando una técnica que ha sobrevivido hasta nuestros días, con una perfección y elegancia inusuales en su época. La abundante producción fue exportada de forma masiva a Sri Lanka y al Sudeste asiático, representando hoy un papel preeminente en el coleccionismo occidental en los museos de Europa y Estados Unidos.

Izq.: Jaina Shvetambara Thirtankara en meditación, Periodo Solanki, primera mitad del siglo XI, (Mármol, 99 cm.), Gujarat o Rajasthan, India, The Metropolitan Museum of Art, New York

Drcha.: Danza Celestial, Periodo Chandela, mediados del siglo XII, (Piedra arenisca, 88 cm.), Madhya Pradesh, India, The Metropolitan Museum of Art, New York

Bibliografía

Fernández del Campo, Eva, El arte de India, Ed. Akal, Madrid, 2013.

Artículo publicado en Noviembre de 2016 en la Revista Digital "Qué Aprendemos Hoy".

© Ramón Muñoz López