Artículos de Arte

Faber est suae quisque fortunae

Jaume Huguet - Retablo gótico de San Miguel y San Esteban ó de los Revendedores, 1455-60

La Cofradía de los Tenderos y Revendedores de la Ciudad de Barcelona, en 1447, pidieron el privilegio a la reina María, esposa del rey Alfonso el Magnánimo, que firmase la aprobación de sus capítulos, ​​bajo la advocación de San Miguel Arcángel, para ubicarse inicialmente en una capilla de la iglesia del monasterio de San Antonio Abad. Poco tiempo después, el gremio solicitó de la reina la autorización para trasladar su capilla a la iglesia de Santa María del Pi, petición que fue concedida en 1452.

Después de comprar un beneficio bajo la advocación de San Miguel arcángel y San Esteban, la Cofradía se va a instalar, en 1455, en la nueva capilla. Es entonces cuando hacen un retablo nuevo bajo la advocación del arcángel San Miguel con señales de su oficio, debiéndose pintar en el bancal del mismo, la imagen del glorioso protomártir san Esteban para hacer como según es dicho, dicha capilla bajo advocación de ambos según el beneficio comprado.

El nuevo retablo, que es el que nos ocupa, es encargado por la Cofradía a Jaume Huguet, que en ese momento es el pintor más destacado en Barcelona después de la muerte de Bernat Martorell en 1452. Este retablo a pesar de la falta de documentación que lo relacione con el maestro, pero debido a que la proximidad estilística con algunas de sus obras documentadas es tan evidente, que no se ha cuestionado su autoría por los investigadores que lo han estudiado.

Un par de siglos más tarde, en 1630, como consecuencia de la ubicación del coro de la iglesia de Santa María del Pi ante la capilla de San Miguel y San Esteban, que reducía el espacio disponible para la cofradía de los Tenderos y Revendedores, ésta obtuvo la autorización para trasladarse a la capilla contigua, dedicada a San Bartolomé y Santa Bárbara, manteniendo los privilegios de que gozaban, pero accediendo a hacer un nuevo retablo en el que, junto a San Miguel, figuraran también los antiguos patrones de la nueva capilla. Este retablo fue inaugurado el día de San Miguel de 1663. Sería en esta ocasión cuando el retablo gótico del que hablamos y que había presidido la primera capilla debió pasar a la Sala Gremial, en la sede de la Cofradía de San Miguel, en la misma plaza del Pi.

En 1902, la Asociación de Socorros Mutuos de Tenderos y Revendedores de Barcelona,​sucesora de la antigua cofradía, conservaba seis compartimentos de este retablo. En 1936, debido a los saqueos y quema de edificios religiosos, grupos de voluntarios se organizaron para salvar las obras en peligro. Uno de estos grupos, fue el que trasladó los seis compartimentos del retablo de San Miguel, del local de la Asociación de los Revendedores al Museo de Arte de Cataluña. Una vez terminada la guerra, las tablas del retablo de San Miguel permanecieron en el Museo de Arte de Cataluña hasta su adquisición por el citado museo.

Iconográficamente la fuente de todas las escenas es La Leyenda Dorada, de Santiago de la Vorágine. Dentro de los programas iconográficos de los retablos, en Huguet hay una presencia habitual en la calle central del conjunto, de la imagen mayestática del santo titular, lo cual se constata en el retablo de San Miguel y San Esteban que está dedicado a San Miguel vencedor del demonio. Una norma introducida en los retablos góticos es la coronación en la parte superior con un Calvario, tal cual aquí se ve;en tanto que la tabla central, podemos ver que está dedicada a la Virgen y santas. En las calles laterales se han perdido algunas tablas, quedando solo en la calle izquierda (según se mira) la tabla superior, titulada Aparición de San Miguel en el castillo de Sant'Angelo, y en la calle de la derecha quedan solo dos tablas:la inferior, titulada Milagro del Monte Saint-Michel y la superior titulada San Miguel vencedor del Anticristo.

Técnicamente todas las tablas del retablo están realizadas al temple con relieves de estuco y dorado con pan de oro sobre madera. La totalidad del retablo se terminó en 1460.

Veamos cada una de ellas:

CALVARIO  (214,4 X 135,8 cm.)

El calvario o crucifixión era la tabla superior central del retablo, una ubicación habitual en los retablos de Huguet. Aparte de los personajes propios de la crucifixión, San Juan sosteniendo a la Virgen, las tres Marías, Jesús y los ladrones, a la derecha se observa un obispo a caballo que representa a uno de los príncipes de los sacerdotes que se describen en tres de los evangelios canónicos increpando a Jesús crucificado. Una imagen que se encuentra en otras pinturas de Lluís Borrassà , Joan Mates y Bernat Martorell. El propio Huguet utiliza la figura del obispo a caballo en la escena de la crucifixión del Retablo del Martirio de San Bartolomé, y del Retablo de los santos Abdón y Senén. Esta figura sólo se encuentra en la pintura gótica catalana.

LA VIRGEN Y SANTAS  (136,2 X 135,8 cm.)

Es una entronización de la Virgen con Niño, con un cierto aire flamenco, inspirada en La Virgen del canónigo Van der Paele o en la Virgen y Niño con Santa Bárbara, obras de Jan van Eyck, con un trono central sobre alfombra oriental y con dos santas a cada lado, en una iconografía que responde a la temática cuatrocentista de la sacra conversazione. Hay una sensación de espacialidad que se define a través de un ámbito rectangular cerrado con un bancal, elemento que encontramos también en las tablas centrales de otros retablos como los de San Abdón y San Senén o el de San Bernardino y el Ángel Custodio. Acompañan a la Virgen, Santa Bárbara, con la torre como atributo; Santa Lucía, con los ojos sobre una bandeja; Santa Inés, con un cordero y otra santa con la palma del martirio.

SAN MIGUEL  (214 X 136 cm.)

Es la imagen más conocida del retablo. Muestra a un joven San Miguel aplastando al demonio. Va elegantemente vestido, sin armadura pero con protecciones en los brazos. La tabla fue recortada en la parte baja donde aparecía el demonio a los pies de San Miguel Arcángel.

APARICIÓN DE SAN MIGUEL EN EL CASTILLO DE SANT'ANGELO  (184,5 X 106,3 cm.)

La tabla representa la leyenda de la aparición de San Miguel sobre el Mausoleo de Adriano en Roma, cuando circulaba una procesión encabezada por el papa Gregorio I, en la que iban rezando para conseguir el fin de la peste. El arcángel seca su ensangrentada espada, señalando así el final de la epidemia. San Miguel era considerado guía de las almas en la vida terrenal y en el camino al Paraíso, pero también como gran protector frente a la peste. Para conmemorarlo se levantó una capilla en su honor y el edificio pasó a llamarse Castillo de Sant'Angelo.

SAN MIGUEL VENCEDOR DEL ANTICRISTO  (194,8 X 107,3 cm.)

La imagen que vemos aquí de San Miguel matando al anticristo deriva de la tabla central del Retablo de Sant Miquel de Cruïlles de Lluís Borrassà. Ambas muestran un combate aéreo por encima del Monte de los Olivos con un grupo de gente que los observa expectante. La representación del anticristo es humana, si bien está acompañada de un pequeño demonio que identifica al maligno.

MILAGRO DEL MONTE SAINT-MICHEL (145,3 X 107 cm.)

Representa el milagro atribuido al arcángel San Miguel, en el que ayudaba a una mujer que iba de peregrinación hacia el Monte Saint-Michel, cuando se pone de parto en medio de una subida repentina de la marea. El santo hace que el espacio donde se encontraba se mantenga seco y seguro hasta que vuelva a bajar la marea. Este milagro ha sido también atribuido a la intercesión de la Virgen, pues es un hecho que se recoge en la cantiga medieval Acorrer hacernos poderosas y de mal guardar, la número 96 de las Cantigas de Santa María de Alfonso X el Sabio.

Bibliografía

AA.VV., Jaume Huguet 500 años, Catálogo de la Exposición, Generalitat de Catalunya, Departamento de Cultura, Barcelona, 1993

Ainaud de Lasarte, Juan, Jaime Huguet, Instituto Diego Velázquez, C.S.I.C., Madrid, 1955

Azcárate, José María, El arte gótico en España, Ed. Cátedra, Madrid, 1990

De la Vorágine, Santiago, La Leyenda Dorada, Tomo 2, Alianza Forma, Madrid, 2008

Español, Francesca, El gótico catalán, Ed. Angle, Barcelona, 2002

Molina y Figueras, Joan, Jaume Huguet, Cuadernos de Arte Español Nº 51, Historia 16, Madrid, 1991

Artículo publicado en Enero de 2016 en la Revista Digital "Qué Aprendemos Hoy".

© Ramón Muñoz López